El viajero ha llegado a Brujas reforzó la desconfianza que siempre produce preciosidad ciudades estampado, virtuosamente dispuesto a declarar un poco empalagoso perfil de montaje se establece. La ciudad, por su parte, sin recibir un segundo, dada la renuencia de los intelectuales a follar con papel de fumar, sin descanso pensada para ser la luz del sol inesperado hermoso septiembre. Paso del tren el viajero camina por un sendero de tierra húmeda, entre los árboles, sorprendido por el cambio de tiempo con la mitad y deja el suelo alfombrado en voz baja, parece que han convertido a la otra mitad de una compensación translúcido verde y poco probable en. Todo lo que va a refutar cualquier sospecha o bonitismo kitsch: las paredes de ladrillo, los pasos ocasionales, la primera granja que encuentra son grandes porque cumplen su misión sin malicia. Porque cuando, a través del primer puente, la ciudad presenta su primer cuadro perfecto, el viajero ya está entregado.