Para comprar una vivienda en Málaga hay que desembolsar, de media, 2.065 euros/m2, tras el repunte del 8,7% registrado frente a diciembre de 2021, según la estadística Tinsa IMIE Mercados Locales. Estas subidas dejan el precio un 14,8% por debajo del nivel más elevado de la serie histórica -alcanzados en el cuarto trimestre de 2008 en los 2.425 euros/m2-. De este modo, se trata de la ciudad andaluza cuyo precio de la vivienda está más cerca de los máximos de la burbuja.
En el caso de Cádiz, Sevilla y Granada, la variación desde el nivel más elevado es de un -23,8%, un -25,3% y un -29,8%, respectivamente. Por su parte, el precio actual de las viviendas en Córdoba, Almería, Jaén y Huelva está a más de un 30% de sus máximos.
Más allá, desde los mínimos alcanzados en la crisis financiera, Málaga es una de seis las capitales españolas -junto a Madrid, Palma de Mallorca, Barcelona, Valencia y San Sebastián- donde el precio se ha revalorizado más de un 50%. En el primer trimestre de 2015, para comprar una vivienda en la ciudad había que desembolsar una media de 1.353, por lo que el precio actual se sitúa un 52,6% por encima de dicho nivel.
En la ciudad, según señalan desde la tasadora, se mantienen las variaciones interanuales y mensuales de cierta intensidad. De hecho, en todos sus distritos se han registrado crecimientos en el precio de la vivienda nueva y usada a lo largo del último ejercicio, superando el 9% en el caso de Málaga Este (9,7%) y Bailén-Miraflores (9,3%), tal y como reflejan los datos de Tinsa.
La subida de precio, acompañada por el encarecimiento de las hipotecas y el alza del euríbor, impacta en la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos, lo que dificulta el acceso a la vivienda. La situación es complicada para aquellas familias que adquieren una vivienda en la ciudad de Málaga, que destinan más del 40% de su renta disponible a pagar la hipoteca. En concreto, el esfuerzo teórico anual llegó al 40,7%, por encima de la accesibilidad considerada «razonable» por la tasadora, cuando está por debajo del 35%.
La ciudad supone un polo de atracción de la demanda «por el dinamismo de sus mercados laborales y de la inversión. El peso creciente del turismo urbano, el turismo de costa y la segunda residencia atrae demanda de inversión y rentas externas más elevadas, dificultando el acceso a la vivienda de los hogares locales», señala el informe de Tinsa.
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