En 1988 un adolescente miraba atónito su ordenador: había una pelota rebotando en la pantalla. Su máquina se había infectado de uno de los primeros virus informáticos, Ping Pong, que él mismo averiguó cómo desactivar. Años más tarde, durante sus estudios de Informática, un profesor le retó a limpiar los ordenadores de la facultad, contagiados. También lo consiguió. Aquel chaval autodidacta, Bernardo Quintero, formó parte de la fundación de una de las primeras empresas españolas de seguridad informática, Hispasec, en 1998. Todo ocurrió en Málaga. Y fue clave para que Google eligiese esta ciudad para abrir su primer centro de ciberseguridad en Europa. Será este año cuando también llegará el nuevo espacio que la Junta de Andalucía ha impulsado para centralizar su atención a ciberincidentes en la red pública, y la universidad —primera de España del sector, según EduRank— lanzará el primer Grado en Ciberseguridad e Inteligencia Artificial de España.
En la ciudad tecnológica que es Málaga, la ciberseguridad ha encajado como un guante. Lo ha hecho gracias a tres décadas durante las que un grupo de pioneros ha ido tejiendo los mimbres idóneos. Aquellos jóvenes tuvieron el talento —y la suerte— de formarse al mismo tiempo que los virus informáticos se desarrollaban. Más tarde añadieron la valentía para emprender y quedarse en casa. Pertenecientes a una generación que aspiraba a triunfar en Madrid o en el extranjero, ellos prefirieron su tierra. Supieron antes que nadie que se podía. Y se sintieron arropados por la Universidad de Málaga, crucial en su formación y en la especial atención a la ciberseguridad desde los noventa, cuando se creó el grupo de investigación NICS Lab que dirige Javier López, catedrático en la Escuela de Ingeniería Informática.
“Cuando nació Hispasec, la seguridad informática era un erial”, recuerda Fernando Ramírez casi 25 años después, cuando la compañía sigue siendo importante y cuenta con medio centenar de empleados. La empresa es el germen de casi todo lo que ocurrió después en Málaga. En aquellas oficinas trabajó Bernardo Quintero hasta que fundó VirusTotal, que se escindió de la matriz. También lo hizo Sergio de los Santos. “Hoy se ha demostrado que no estábamos tan locos cuando nos interesamos hace 30 años por todo esto”, subraya De los Santos, que lidera la innovación en ciberseguridad y cloud de Telefónica Tech, en cuya sede malagueña trabajan unas 20 personas. La empresa también ha impulsado 42, espacio de formación.
Google adquirió VirusTotal en 2012, pero Quintero consiguió que la sede se quedara en Málaga. Cuando Chema Alonso fichó a De los Santos para Telefónica, este hizo lo propio. Otros pioneros emprendieron el viaje, como Ismael Valenzuela, que fundó G2 Security en el año 2000. Trabajó primero para Novasoft, iSoft y McAfee desde Málaga. Desde 2014 trabaja en Estados Unidos y ahora es directivo de BlackBerry. Vive en Nueva Jersey, pero atiende a EL PAÍS desde Washington. “Ahora miras atrás y te das cuenta, pero no éramos conscientes de lo que hacíamos”, asegura quien sostiene que más allá de la calidad de vida o sus comunicaciones, el éxito de la capital malagueña en ciberseguridad es una suma de factores públicos —como el impulso del Parque Tecnológico de Andalucía— y empresariales junto a la universidad. Esta ha formado el talento que el mercado demandaba en cada momento: ahora cuenta con unos 160 graduados en Informática, de media, al año.
La apertura del primer centro de excelencia en ciberseguridad de Google en Europa, prevista para mediados de 2023, se asienta sobre los cimientos apuntalados en las décadas anteriores. Será un espacio dedicado a la investigación, la formación y la celebración de eventos, pero también contará con una aceleradora de start-ups del sector. La empresa espera igualmente abrirse a la ciudad. Por eso han elegido el antiguo edificio del Gobierno Militar junto al Puerto de Málaga, que han reformado completamente. Ya se puede ver su logo en la verja de entrada. A su lado se instalará el Centro de Ciberseguridad de Andalucía, que centrará la monitorización y detección de ciberincidentes en la red de la Administración y donde también se impulsará la formación. “Málaga era la ciudad para ello”, dice Antonio Sanz, el consejero de la Presidencia, Interior, Diálogo Social y Simplificación Administrativa de la Junta andaluza.
“Lo importante es que el crecimiento no ha sido artificial: la ciberseguridad es hoy importante por todo lo que ha pasado antes”, resume Sergio de los Santos. A las potentes firmas locales se han ido sumando empresas internacionales como Dekra o Babel. También departamentos de grandes compañías, de Indra a Ernst & Young o Accenture, todas ubicadas en el PTA, además de Vodafone, Banco Santander o CapGemini. “Me encantaría que Apple o Microsoft estuvieran también aquí, tanto talento en un espacio como este beneficiaría a todos”, asegura Bernardo Quintero, que junto a Javier López lidera la creación del Clúster de Ciberseguridad de Málaga, que pronto se convertirá en el de Andalucía. La iniciativa pretende reunir a todos los actores de la seguridad informática de la región para unificar esfuerzos, promover colaboraciones empresariales o impulsar la formación, una de las principales necesidades si la ciudad quiere convertir todo su potencial en realidad.
A nivel cuantitativo, Málaga sigue lejos de grandes ciudades como Madrid o Barcelona. Y más aun de importantes hubs de ciberseguridad como el existente en Cork (Irlanda). El responsable de Google sostiene, además, que aún queda mucho camino por recorrer en el sector. “Estamos construyendo y hay que huir de triunfalismos”, asegura Quintero. “Los mimbres están y la Costa del Sol al completo, más allá de la capital, ha ganado mucho con el teletrabajo. Pero hay problemas como la falta de oficinas”, insiste Fernando Denis.
Son las limitaciones de una capital que no llega a los 600.000 habitantes, cuyo precio de la vivienda se está disparando entre el turismo y el impulso de las tecnológicas. “Hay muchas cosas que mejorar, pero mientras no se convierta en un lugar prohibitivo, seguirá siendo atractivo”, apunta Ismael Valenzuela, que cree que ahí la Administración pública tiene mucho que decir. También a nivel educativo. La propia universidad ha respondido con un pionero Grado de Ciberseguridad e Inteligencia Artificial que tendrá 65 estudiantes al año. “Un gran salto adelante”, concluye Javier López.
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