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En la vieja UEFA, por no decir rancia, han saltado las señales de alarma. Ya no aguantan más la osadía de un club, el Paris Saint Germain que, con 47 años de historia y sin apenas relevancia deportiva, pretende ganar la Champions. Hasta ahí podíamos llegar. La Liga de Campeones ha de ser para los de siempre. Están decididos a acabar con su propietario y van a ir a por él, con la intención de que abandone el barco o se vaya. Ya sea investigando la procedencia del dinero, exigiendo un cumplimiento estricto de la normativa del Fair Play Financiero, o sacando nuevas normas que impidan volar al equipo parisino. ¿Por qué? Porque es un organismo corrupto cuya única razón de ser es la de organizar una competición para que siempre la ganen los mismos, los históricos de Europa o más laureados; a los que se les permite cualquier dispendio económico porque desde hace años están consagrados en la parcela económica y deportiva, en sus respectivos países. Sin pretensión de ser exhaustivo, los grandes trasatlánticos de futbol europeo por historial son: Real Madrid, Barcelona, Manchester United, Bayern de Munich, Liverpool, Juventus, Milán y Ajax. Eso de que surjan equipos, con nuevos ricos al frente, que pongan en cuestión la hegemonía de los de siempre, no ha gustado nada en la UEFA, que se ha puesto nerviosa y está dispuesta a investigar al Paris Saint Germain, sin duda presionada por los clubes anteriormente citados.
Por tanto, las normas del Fair Play Financiero son intervencionistas, del todo inaceptables en economías de libre mercado, pero ni siquiera los liberales de cada país están dispuestos a ponerlas en cuestión, porque todos tienen su corazoncito, y suele pertenecer a alguno de los grandes de cada país, ya sea Madrid, Barcelona, Bayern de Munich o Manchester United. Poca la gracia ha hecho en Barcelona que el PSG se lleve a Neymar o al Madrid quedarse sin Mbapee -en este caso han burlado la norma de la UEFA a través de una cesión con opción de compra-. Javier Tebas anda de los nervios porque los grandes de la liga se han sentido dolidos por la valentía del equipo francés. Él es el inductor de la denuncia por la que el organismo europeo está dispuesto a investigar.
En los grandes medios de comunicación deportivos de cada país no verán críticas a la legislación UEFA relacionada con el Fair Play, porque les interesa, aunque sean injustas. No les conviene criticarla, aunque deberían ser conscientes de que a la larga, cualquier competición que se cierre a inversión exterior quedará anquilosada. Los principales tabloides deportivos de España, Inglaterra, Alemania o Italia se deben a los dos principales equipos de cada país, y la irrupción de equipos como el PSG, Chelsea o Manchester City no gusta lo más mínimo.
Si no se debe poner puertas al campo tampoco habría que hacerlo al movimiento de dinero en el fútbol mundial. Las ligas que estén dispuestas a recibir a nuevos inversores serán revitalizadas, y ganarán en nivel competitivo. El fútbol europeo y mundial gana con Abramovic, Nasser Ghanim Al-Khelaïfi (Paris Saint Germain), Khaldoon Al Mubarak (Manchester City), y los aficionados al fútbol disfrutamos cuando vemos en los estadios europeos a los mejores futbolistas del mundo.
Por lo que respecta a la competición doméstica, hemos de alegrarnos de que equipos como el Valencia y Español hayan recibido a nuevos inversores. A veces pagan la novatada en el primer año de planificación, pero en el segundo suelen mejorar. Tanto Valencia como Español parece que han configurado este año buenas plantillas.
Ya me gustaría defender al jeque del Málaga en la misma medida. Y así lo hice en su tercer año de mandato, cuando comenzó la desinversión en el club. Todos pensábamos que se había visto obligado por la persecución de la UEFA y por las dificultades que a nivel político estaba teniendo en Málaga para llevar a cabo proyectos de otra índole. El paso del tiempo ha demostrado que no, que su solvencia no era tal, y que se vio obligado a recuperar la inversión inicial llevada a cabo por otras circunstancias –lo más probable es que el dinero no fuese suyo, sino que actuara en nombre de otra persona física u entidad-. Recientemente ha reconocido en twitter que él tiene poco que ver con la fortuna de la monarquía Catarí, a la que por error se le había vinculado.
Lo que ya no nos vale es la excusa de no invertir en futbolistas porque el fair play fija un tope de gasto –que no de ingresos, curiosamente-. Equipos como el Real Betis, Real Sociedad, Español, Celta, Deportivo o un recién ascendido como Getafe, han puesto de manifiesto este verano que, aquel que esté dispuesto a dar un salto de calidad e invertir, puede hacerlo. Pero para eso, en algún momento, hay que anteponer el interés deportivo al económico, y no al revés siempre. Eso de vender cada año a los mejores futbolistas e intentar tapar los huecos con mimbres de inferior calidad, a lo más que te lleva es a luchar por no descender o a permanecer un año más en mitad de la tabla. Algunos podrán argumentar que no siempre a una inversión millonaria corresponde una buena clasificación, y es cierto que a veces se yerra en la planficación, porque se fichan figuras y se descuida la conformación de un buen bloque; pero normalmente, sí tiene que ver el nivel de inversión, con una buena posición en la tabla clasificatoria. Basta repasar la clasificación final de nuestra liga en los últimos 25 años y el nivel de inversión de los ocho primeros equipos de la tabla.
Un equipo que pretende crecer deportivamente no gasta 11 millones de euros en 10 futbolistas. Lo que hace es mantener el bloque del año anterior e invertir los 11 millones en dos futbolistas de calidad. Consolidar un bloque que funciona y reforzarse con un par de piezas – o tres- que te garanticen puesto europeo. ¿Qué hubiese sido de este Málaga si llega a mantener el bloque básico de hace dos años? ¿O el bloque del año anterior, con Sandro en él, más dos retoques de calidad que hubiesen venido? Ah, no, eso no es para Málaga. Eso para la Real Sociedad, Celta, Español o Deportivo.
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