En Riazor, un empate que sabe a poco (1-1)

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Si el Málaga en la jornada 42 ocupa puestos de ascenso directo a pesar del juego que está desplegando, daremos por bueno tanto sufrimiento. No comparto para nada el discurso de que la Segunda es así y que todos los partidos hay que jugarlos de la misma forma. Cosa distinta es que la categoría de plata esté resultando decepcionante dado la entidad de los equipos que militan en ella -históricos de la liga con grandes aficiones detrás-. O el Málaga es el menos malo de todos o esta categoría es un espejismo de lo que se suponía.

El conjunto de Martiricos es un “sí, pero no“. Hay algo que no encaja. La botella medio llena o medio vacía. Hoy quizás la veo medio vacía. Por un lado, ocupa puestos de ascenso desde que empezó la liga. Es líder incontestable: seis partidos ganados, una derrota y un empate. Su fortaleza defensiva es innegable, pero en el juego del equipo hay algo que no termina de convencer; por mucho que Luis Hernández diga que no entiende a aquellos que dicen que el Málaga no juega bien. El malaguismo tiene la sensación de que este equipo es capaz de jugar mejor al fútbol de como lo hace. Y entonces, ¿por qué no lo hace? ¿Por qué tantas precauciones a la hora de afrontar los partidos? ¿Por qué no se libera en su juego como hoy ha hecho en la segunda mitad? ¿Es necesario ceder tanto terreno al rival a la hora de defender? ¿Por qué cuando hay tablas en el marcador tenemos la sensación de que en cualquier momento nos pueden marcar, y cuando vamos ganando de que nos pueden empatar? ¿Por qué el Málaga no ejerce de líder en  todos los campos y sale imponiendo su ley? Preguntas que nos preocupan y que quizás, conforme avance la liga, se vayan despejando.

En la tarde de hoy, el primer tiempo ha sido para el Deportivo de La Coruña y el segundo para el Málaga CF, justo desde que ingresó en el terreno de juego Dani Pacheco. Juan Ramón López Muñiz se ha fijado como meta recuperar a Juanpi, y quizás lo logre, pero tener a Pacheco en el banquillo todo el primer tiempo, para que Juanpi se reencuentre como futbolista, es un lujo que este Málaga no se puede permitir. Cierto es que el pizarreño ha llegado falto de ritmo, pero ya va siendo hora de que lo adquiera disfrutando de más minutos.  

El mejor de la tarde, en nuestra opinión, el cancerbero Munir. Domina el juego aéreo, la colocación, y es veloz como una liebre cuando toca salir en auxilio de sus defensas. Pero no es buena noticia que el más destacado sea el portero. Ello implica que al líder de la categoría le han creado excesivas ocasiones de gol.

En el primer tiempo ha vuelto a destacar Ontiveros, algo cansado cuando fue sustituido en la segunda mitad. La defensa se ha mostrado muy segura durante todo el partido, a excepción de un nuevo despiste defensivo similar al que nos costó la derrota en el insular de Las Palmas.

N’Diaye vuelve a mostrar su fortaleza en el centro del campo. La única pega es que, en ocasiones, abusa de su condición física y se muestra remiso a la hora de soltar el balón con más celeridad. Ello conlleva pérdidas de balón. No es un defecto solo achacable al senegalés, también otros futbolistas tardan en exceso a la hora de hacer las transiciones, con lo que consiguen ralentizar las jugadas de contraataque. Es como si sobrara uno o dos toques de balón en cada jugada.

Para Adrián cabe reclamar un recambio de garantías en los segundos tiempos. Este Málaga echa en falta a un mediocentro que aporte juventud y calidad. Como también la existencia de un delantero que pueda actuar como revulsivo en los segundos tiempos, y con capacidad anotadora.

Buen trabajo el que realizan Blanco Leschuk y Harper. Pero han de ver puerta con más asiduidad. El Málaga se debería plantear para el mercado de invierno si merece la pena reforzar estar parcela. El equipo necesita más capacidad anotadora en su faceta ofensiva. 

El porcentaje de efectividad del Málaga frente al marco contrario ha sido altísimo. Ha materializado un gol de dos ocasiones claras que ha tenido en todo el partido. Pobre bagaje para el equipo que comanda la categoría.

Si a priori, ir al estadio del Deportivo, histórico de la liga, con títulos importantes en su haber, el empate se podía dar por bueno, tenemos la sensación de que se podía haber obtenido la victoria si el Málaga la llega a buscar con más ahínco desde el inicio del partido. Gran parte de la afición se abona a la idea de que poco importa el juego del equipo ni el sufrimiento padecido si al final se consigue el ascenso. Y no les falta razón. Hace años el Valencia ganó una liga gracias a su fortaleza defensiva y al fútbol de contra que realizaba. Este Málaga podría ascender de la misma forma. El equipo de Muñiz tiene algo muy positivo: la disciplina táctica y la brega constante. Defensivamente es muy rocoso, solo le falta sacudirse el miedo en algunas fases de los partidos y empezar a jugar como los grandes.

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