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Según los resultados obtenidos, una botella conserva el cloro durante meses siempre que se mantenga en la nevera
Técnicos de la empresa municipal de abastecimiento y saneamiento de agua, Emasa, han investigado cuánto tiempo se mantienen aptas para el consumo humano el agua mineral envasada y la corriente embotellada. El estudio se ha desarrollado con el fin de proporcionar al usuario una referencia válida para aprovechar al máximo sus reservas y no generar desperdicio.
Según los análisis realizados en muestras de ambos tipos almacenadas durante 7 meses, los técnicos han constatado la no existencia en ningún caso de contaminación microbiana. En el caso del agua obtenida de la red general de abastecimiento y embotellada, se analizó también la persistencia del cloro. La muestra de agua estudiada presentaba inicialmente 0,7 mg/l de cloro. Un mes después, no había cloro en las botellas que estaban a temperatura ambiente. En cambio, la duración del cloro fue mucho mayor en las botellas que estaban en la nevera, tal como se preveía: a los tres meses, la botella con tapón abierto ya no presentaba cloro y, a los siete meses, la botella con tapón cerrado seguía teniendo una pequeña cantidad (0,2 mg/l) pero en todos los casos el agua se mantenía dentro de los parámetros aptos para el consumo.
INVESTIGACIÓN
Para realizar esta investigación, los técnicos de Emasa tomaron de muestra 2 botellas de agua mineral envasada y otras 2 botellas vacías, que llenaron con agua obtenida del Atabal, a la intemperie, y otras tantas de las mismas características pero guardadas en la nevera. Durante el ensayo, se tomaron muestras de agua de estas botellas para controlar diversos parámetros, principalmente, cloro residual libre, bacterias aerobias a 22 y a 36 ºC, bacterias coliformes y Escherichia coli.
Durante los primeros dos meses se tomaron muestras semanales, sin que se observaran cambios en la composición del agua. A partir de ahí, se pasaron a realizar las muestras mensuales. Transcurridos siete meses, se llegó a la conclusión de que en ninguno de los casos había contaminación microbiana ni del agua envasada ni del agua de salida de Atabal.
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