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Ver para creer. Después de la temporada tan agridulce que ha tenido el equipo –en palabras del propio Míchel-, que los cánticos y olés vuelvan a La Rosaleda es todo un acontecimiento. Ya no cabe duda, el entrenador madrileño le ha dado la vuelta a la tortilla, como se suele decir por estos lares. La mejoría en el juego del equipo es ostensible, sobre todo a nivel defensivo. Comenzó en Gijón, se corroboró ante el FC Barcelona, se volvió a manifestar en el primer tiempo de Riazor; y este mediodía ante el Valencia CF.
En apenas mes y medio, este Málaga parece irreconocible en bastantes facetas de su juego. Y si hace dos meses, tras la destitución de Marcelo Romero, parecía claro que el problema no era de entrenadores, sino de equipo, hoy esa percepción ya no está tan clara. Que Míchel ha devuelto la seguridad y la confianza a un futbolista como Llorente es una realidad. Si en el mes de diciembre, tras la eliminación en Copa ante el Córdoba, lo más sensato era mandarlo de vuelta a casa por Navidad, en tren AVE si era preciso, hoy en día empezamos a comprender que no ha sido casualidad que el chaval haya jugado en las categorías inferiores de la selección española. Personalmente nunca dudé de su capacidad técnica, pero sí de su contundencia a la hora de defender. Ha sido un auténtico flan durante toda la primera vuelta y parte de la segunda. Le queda camino por recorrer, necesita afianzarse aún más en el eje de la defensa, pero ya no es el central que siempre era superado por los delanteros, sino que se anticipa e incluso se atreve en labores ofensivas.
Por otro lado, la recuperación de un futbolista como Federico Ricca se antoja importante en el entramado defensivo que el entrenador malaguista está disponiendo en los últimos tiempos.
El Málaga ha bailado al Valencia en algunos momentos del segundo tiempo, y lo ha hecho con fútbol de toque y al son que han marcado algunos de sus canteranos. El tridente formado por Recio, Fornals y Ontiveros se ha convertido en una pesadilla para el cuadro valencianista. La primera mitad –en la que han llegado los goles- ha sido mejor, pero no podemos despreciar la capacidad de sacrificio que ha derrochado el equipo en el segundo tiempo. La seguridad defensiva de este Málaga empieza a ser un hecho. Este equipo empieza a parecerse al que nos dejó Javi Gracia. Y eso es una buena noticia.
Cuando las cosas se ponen feas, la solución suele estar en la cantera. De eso el Málaga tiene larga experiencia. El futbolista José Luis García del Pozo (Recio) se distinguió en los escalafones inferiores del Málaga por ser un jugador que pisaba área y tenía gol. La semana pasada tuve ocasión de preguntarle en rueda de prensa el porqué de su encorsetamiento en labores defensivas, si se veía con capacidad de recuperar su olfato goleador. Su respuesta fue lógica: realizo la función que me encomiendan, he mejorado mucho en labores defensivas y poco importa quien meta los goles si el equipo juega bien y gana. Pues bien, en el día de hoy, Recio ha vuelto por sus fueros. Se ha parecido a aquel jugador que Manuel Pellegrini osó sacar de Tercera División para ponerlo en el centro del campo de un equipo llamado a ser grande. Tuvo buen olfato el ingeniero. El mismo que tuvo Javi Gracia la temporada anterior al situarlo junto a Camacho. A falta de un futbolista que destaque en labores creativas –hay pocos y suelen estar muy cotizados- la pareja de medios centro más solvente del Málaga en los últimos tiempos ha sido la conformada por Recio-Camacho.
Míchel ha estado brillante en rueda de prensa. Incluso ha conseguido sacar alguna sonrisa que otra de los periodistas. Dos titulares ha dejado. Por un lado, ha llegado a decir lo siguiente: “a ver si va a resultar que el único equipo que no tiene dinero es el Málaga”; y por otro, ha afirmado que “daría parte de mi contrato para que Sandro se quedara”. Las preguntas iban formuladas en el sentido de la inquietud que surge cada año en la afición porque pilares importantes del equipo pudieran no estar la próxima temporada, caso de Camacho, Sandro o Fornals. Pero claro, a estas preguntas, Arnau, y en última instancia el jeque, son los que deben dar respuesta. Las cláusulas son las que son, pero quizás todo pueda depender del proyecto que se quiera configurar para el año que viene, si de una vez por todas es para crecer deportivamente o para seguir manteniendo la categoría a duras penas.
Y ahora toca disfrutar de lo que queda de temporada. Con la permanencia virtual conseguida, los próximos partidos serán interesantes. Si el Málaga sigue en esta línea, tendremos la sensación de que nos ha faltado liga. Con las ganas que teníamos de que terminara. Así es el fútbol.
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