Si yo fuese jugadora del equipo femenino del Málaga, esa es la pregunta que me estaría haciendo ahora mismo, ¿y La Rosaleda pa cuándo?

Observen, amigos lectores, la falta de criterio. El equipo que está en una categoría superior, juega en un campo prestado de barrio. Y el equipo de 2ª división juega en la Rosaleda. Así es y que a nadie se le olvide. Las chicas juegan en primera. En su primera claro está, pero por galones están por encima de los “machitos” que el año pasado la cagaron y bien. Sin embargo tanto el Malagueño como nuestras queridas féminas, comandas por Antonio Contreras, no hicieron otra cosa que darnos grandes alegrías.

Esta temporada ambos han iniciado con tropiezos, al contrario que el primer equipo, que está ganando siempre por la mínima y son líderes de una segunda categoría en la que la igualdad de equipos y que todos tienen en común que van a ir con el machete en la boca, revela que necesitamos un 9 puro allí arriba. 

Pero la injusticia va más allá de donde jueguen ambos equipos. La injusticia reside en el trato que, desde la prensa y la misma sociedad ,se les da a las féminas y al primer equipo.

Ahora que el fútbol femenino toma fuerza, se haría imprescindible que esas mujeres jugaran cada sábado o domingo en la rosaleda. A mi no se me olvida que Málaga juega en primera este año gracias a ellas.

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