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“Al Thani vete ya, Al Thani vete ya” ha cantado la afición malaguista tras encajar el equipo el tercer gol ante la UD Las Palmas. El presidente del Málaga ha perdido el respeto de la afición, y como dije en mi anterior artículo, lo hace fundamentalmente desde que arremete en twitter contra un sector de la afición y de los medios de comunicación. El ambiente de por sí ya estaba enrarecido, teniendo en cuenta la política de fichajes y traspasos que ha llevado a cabo el club este verano, pero tres derrotas consecutivas del equipo en Liga y sus desvaríos en redes sociales, he prendido la mecha en el aficionado.
Siempre he defendido a la afición malaguista, incluso ante aquellos que pregonan a los cuatro vientos que es demasiado exigua para la quinta capital de España. Siempre he mantenido que demasiado fiel y constante era para la historia de sufrimientos que ha padecido, con 13 descensos y ascensos, penaltis fallados en promociones de ascensos y descensos y hasta una desaparición. Una afición sufrida y leal como pocas, agradecida ante cualquier plantilla que le ponen delante, porque nunca ha estado acostumbrada a grandes éxitos deportivos, y de ahí quizás derive su peor defecto, a mi modo de ver, que es el poco nivel de exigencia que siempre ha tenido sobre los dirigentes. El Malaguista se cabrea ante un mal partido, “raja” en primer bar que se encuentra, pero al rato se va al paseo maritimo a dárse un paseito y con eso se le olvida todo.
Pero algo está cambiando en los últimos tiempos. Hace más de 10 años, La Rosaleda cantó: “Serafín vete ya, Serafín vete ya”, pero lo hizo faltando pocas jornadas para el final de liga y cuando el equipo ya estaba practicamente en Segunda. Así ha sido siempre en Málaga. Mucha capacidad de aguante hasta que las cosas no tenían solución. Esta noche he sido testigo de algo en la Rosaleda que jamás había visto en mi vida como malaguista: al público revolverse contra el palco en la tercera jornada de liga. La Rosaleda parece asemejarse a otras aficiones. En Sevilla o Valencia habían echado al jeque hace tres años, desde el mismo momento que vendió a los cuatro canteranos: a los Samus, Juanmi y Darder.
Pero vayamos al partido de hoy. La derrota ha sido dolorosa porque la afición tenía depositada fundadas esperanzas en que el Málaga hoy levantaría el vuelo. Y el partido no comenzó mal. Hemos visto a un Málaga jugar con intensidad, que ha recuperado seguridad defensiva en sus bandas. Tanto Ricca como Rosales han jugado un buen partido. El jugador Diego González ha hecho cosas positivas, como el gol, y también ha cometido errores de principiante o inexperto. En la jugada del segundo gol el delantero ha estado más experimentado y hábil. Tan sólo desear que no reeditemos en él la primera vuelta de Llorente del año pasado.
Ahora vayamos al centro del campo y a la delantera, y es en estas parcelas donde más se nota la bajada en calidad del equipo. Porque no nos engañemos, las bajas de Camacho, Fornals y sobre todo Sandro; no están siendo sustituidas con la calidad necesaria que estos tres futbolistas requerían. Recio sin Camacho no funciona, no termina de entenderse con Kuzmanovic y sólo hace correr y luchar como pollo sin cabeza; y lo peor es que pierde los nervios cuando las cosas no le salen. Adrián no está haciendo ni de lejos la labor de Pablo Fornals; y Borja Bastón no es Sandro ni por asomo. ¿Dónde puede estar la solución? Pues confiar en la aportación de algunos que todavía no han jugado. En qué medida Diego Rolan puede convertirse en un buen gregario de Borja Bastón y entre los dos ofrezcer las prestaciones que el año pasado sólo ofrecía Sandro –esta va a ser la clave que marque esta liga-; y que en el centro del campo pueda funcionar Esteban Rolón a un nivel óptimo, en caso de que Recio o Kuzmanovic no tengan una buena tarde. Como ven, demasiadas incógnitas por despejar, de ahí que este año toca sufrir, al menos en esta primera vuelta, ya que la dinámica de resultados que lleva el equipo es una calco al de la temporada pasada, con un comienzo de liga calamitoso.
Y de las bandas mejor no hablar. No sirve de nada tener dos “estiletes” para cada banda, veloces –Keko lo es-, si tan solo uno es capaz de poner centros interesantes para los delanteros, y me refiero a Ontiveros, que como hoy ha podido demostrar, ha recuperado la forma física tras su lesión. Si exceptuamos el año champions, el Málaga no tiene buenos “centradores” de balón desde los tiempos de Rufete y Agostinho. Y ya ha llovido. Esta noche los extremos del Málaga se han “hartado” de centrar, pero con muy poca calidad.
Interesante sigue siendo la aportación del canterano Mula, demasiado cosido a la banda, cuando por lo que se ve, puede jugar en cualquier parcela del campo. Bien podría hacer las veces de Pablo Fornals si se le concede mayor libertad de movimiento. Planta de futbolista, calidad y desparpajo tiene para llevar dos partidos jugados en Primera División.
En cuanto al equipo canario podemos destacar la calidad individual de algunos de sus hombres –Halilovic ha tenido una actuación destacada y siempre que se enfrenta al Málaga es una pesadilla-. Mientras la mayoría de equipos de la liga buscan reforzarse cada año, el Málaga se debilita. No quiero decir con esto que el equipo vaya a descender, aunque haya síntomas de preocupación; pero sí que merecemos una política por parte de la directiva más ambiciosa, no ya al nivel de Champions, pero sí emulando lo que hacen otros que pretenden mantenerse en la zona alta de la tabla. Cualquier equipo de la liga está algo más costeado que el Málaga, con la intención de no pasar apuros. Y aquí siempre igual.
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