málaga. Los alrededores de la Alcazaba de Málaga se iban llenando. El paseo del Parque empezaba a recibir a los primeros valientes y pacientes de la tarde del 5 de enero. Las callejuelas del Centro de la ciudad estaban inquietas con gente de un lado a otro. Podría parecer cualquier día de esta Navidad, pero no. Había una ilusión distinta en los ojos de la gente, en algunos más que en otros. Todo eso pasaba a las 16.30 horas, en los momentos previos a que arrancase la cabalgata de los Reyes Magos, que este 2023 en Málaga tenían una cita más especial si cabe que otros años: celebraron el centenario de su visita a la ciudad para pasear por sus calles a saludar a los malagueños. Y, además, este 5 de enero lo hacían por fin sin mascarillas ni distancias de seguridad tras las dos cabalgatas anteriores sufriendo las restricciones por la crisis del Covid-19.
Al llegar al interior de la Alcazaba, Melchor, Gaspar y Baltasar terminaban de prepararse para la celebración. Mientras, los más pequeños ya estaban inquietos esperando a que saliese. «¿Pero cuánto les queda?», se les escuchaba preguntar a sus padres. Algunos con la carta preparada en la mano para entregarla a sus Majestades y otros con la bolsa para coger los caramelos y gominolas. Cuando los tres Reyes salían, todos saludaban efusivos y les llamaban mientras caminaban junto al Cortejo Real y sus pajes hasta llegar al Ayuntamiento, que fue la primera parada de sus Majestades.
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En ese momento, cerca de las 17.30 horas, el paseo del Parque ya estaba repleto de gente esperando a que comenzase la cabalgata. Pero antes de eso, los Reyes Magos tenían una misión junto al alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; la concejala de Fiestas, Teresa Porras; y otros ediles de la Corporación. La Banda Municipal de Málaga puso la música para el momento al ritmo de 'Cumpleaños feliz' mientras Melchor, Gaspar y Baltasar saludaban desde la escaleras de la entrada principal al Ayuntamiento y luego soplaban las velas de una gran tarta que estuvo elaborada por los servicios operativos, bajo la dirección del creativo Fernando Wilson.
Ya quedaba menos para lo que todos esperaban: «¿Pero cuándo van a tirar las chuches?», preguntaba el pequeño Álex, que estaba en primera fila al lado de su hermana Elena. Ya habían visto pasar y soplar las velas a los tres Reyes Magos: «Muy bonitos, nos hace mucha ilusión», comentaban antes de explicar lo que habían pedido y esperaban que le trajesen esa misma noche: «Un dron, una barbie, las cartas pokemon, un barco teledirigido…», desvelaban los dos hermanos.
Desde el Ayuntamiento, hubo un momento de representación a los niños y niñas de Málaga como Álex y Elena. Ella ya había asomado al balcón de la Casona mientras los Reyes Magos soplaban las velas, pero ahora era su momento: Olga Sánchez Ruiz, malagueña de 9 años, fue la encargada de dedicar unas palabras antes de que comenzase la cabalgata. «Es un honor estar aquí celebrando el primer centenario de sus Majestades en Málaga», agradecía la pequeña tras presentarse como alumna del colegio Clara Campoamor y la Escolanía del Orfeón Universitario.
Y entre los deseos de Olga, los de muchos malagueños: «Me gustaría que lloviese hasta que se llenen los pantanos, así estaríamos más tranquilos y no tendríamos que preocuparnos de que nos falte agua», pedía desde el Ayuntamiento. Se acordó también de las familias: «Quisiera también que todos los padres tuvieran más tiempo libre para jugar con sus hijos, ya que siempre están muy ocupados con el trabajo». Tras estas palabras saltó un emotivo aplauso entre los allí presentes y también hicieron que cayese algún que otro abrazo entre las familias. Pero no faltó su petición como niña: «Deseo que Málaga tenga un parque de atracciones para que sea más divertida», un deseo que se llevó otra gran ovación desde el público malagueño.
«Para que a ningún niño le falte un hogar, ni juguetes, ni libros, ni comida, ni agua, ni ropa, ni amor. Para que el mundo viva siempre en paz». Por eso y mucho más pidió Olga Sánchez, que terminó sus palabras deseando que se repartieran muchos caramelos y que los niños esa noche se durmiesen pronto. Eso mismo decían desde la avenida de Cervantes un grupo de los cien niños que formaban parte del pasacalle dedicado al centenario de la cabalgata, acompañados por setenta intérpretes de la Sociedad Musical Malacitana. En ese grupo que iba acompañando a esta carroza estaban las dos Saras, Miguel Ángel y Ana: «Estamos muy nerviosos porque ya mismo bajan los Reyes Magos. Esta noche tenemos que dormirnos pronto para que puedan dejar los regalos», aseguraban nerviosos estos cuatro pequeños.
La cabalgata arrancó a las 18.00 horas con las trece carrozas que anticipaban la llegada de las de los Reyes Magos. Pasaron cincuenta minutos de espectáculo, música y muchos disfraces hasta que llegaron sus Majestades, que salieron del Ayuntamiento para entrar en sus carrozas. Los encargados de subir este año como Reyes han sido el periodista Jorge Gallardo (Melchor), el hermano mayor de Santa Cruz, Alberto Stecchini (Gaspar) y el trabajador de CEAR Hadji Coulibaly (Baltasar).
El primero en subir, Melchor, que dejó una de las anécdotas del desfile nada más sentarse en su carroza haciendo selfies y grabando con el móvil el ambiente mientras saludaba a las familias que estaban allí. Luego llegaba el turno de Gaspar, que se sujetaba bien su larga túnica para subir sin problema a su trono de la tarde. El destello total llegaba con Baltasar, que deslumbró con una túnica de lentejuelas y mucho 'brilli brilli' en su estilismo, creado –al igual que para Melchor y Gaspar– por el diseñador malagueño Jesús Segado.
Emprendieron el camino de su cabalgata centenaria, que pasó desde la avenida de Cervantes hasta llegar a la plaza General de Torrijos, Paseo del Parque, plaza de la Marina, Alameda Principal, puente de Tetuán, calle Nazareno del Paso, calle Hilera, puente de la Esperanza, calle Prim, Atarazanas, calle Puerta del Mar, Alameda Principal, Plaza de la Marina y Cortilla del Muelle. Cuando el primero de los Reyes llegó allí, Melchor, el reloj marcaba casi las 21.30 horas, pero tenía que esperar a que bajasen Gaspar y Baltasar para seguir con su recorrido caminando en dirección a la Catedral y hacer la tradicional ofrenda al Niño Jesús mientras la Escolanía del Orfeón Universitario de Málaga ofrecía un pequeño concierto.
Pero claro, en este desfile, aunque los más esperados sean sus Majestades, son muchos los que hacen que sea completo, divertido y especial. Las trece carrozas, ocho pasacalles y bandas de música que acompañaron a los Reyes Magos lo dieron todo durante el recorrido, por el que no dejaba de haber gente aglomerada esperándolos. «¡Más caramelos!», pedían desde las calles de Málaga. Según informaron desde el Área de Fiestas del Ayuntamiento de Málaga, fueron un total de 20.500 caramelos y gominolas los que se repartieron en la noche de Reyes: «Son 10.500 kilos de golosinas aptas para celíacos, de los que 5.500 son de caramelos y 5.000 de gominolas. Otros 10.000 kilos de caramelos son aportados por las distintas entidades participantes».
Desde el equipo de chicas Avatar de Maristas, pasando por las acrobacias imposibles de algunas de las artistas hasta los pequeños renos y pastorcillos que tiraban caramelos con la misma ilusión que los que los recogían. Algún 'caramelazo' que otro en la cabeza, pero todos se agachaban con sus bolsas para llenarlas de gominolas. La misión durante el desfile de sus Majestades no dejará nunca de ser la de conseguir muchas gominolas. «Yo quiero tener para toda mi familia y para dejarle algo a los Reyes esta noche, que puedan coger fuerzas para el camino», comentaba Alejandro mientras los echaba a la bolsa de tela que sujetaba su madre. Y es que allí pequeños y no tan pequeños estaban dándolo todo para conseguir los caramelos y saludar a los que paseaban en las carrozas.
Transformers, princesas Disney, pitufos, medusas, superhéroes y superheroínas, renos… Todos 'bailongos' y con muchas ganas de disfrutar la tarde. Como le pasaba a Chicui, la mascota del Unicaja Baloncesto que animaba desde lo más alto de la carroza que el club malagueño llevaba en este desfile de Reyes Magos celebrando también su aniversario, aunque de ellos es el número treinta. Entre las carrozas también estaba la solidaridad con la Fundación Olivares y la representación cofrade con las Penas, el Cautivo y el Rocío.
Cuando faltaban unos minutos para que el reloj marcase las diez de la noche, los tres Reyes Magos ya habían terminado con su misión para repartir ilusión desde las calles de Málaga. Después de eso, como decían muchos de los pequeños, solo faltaba mirar debajo del árbol y descubrir si sus Majestades habían hecho caso a sus peticiones esta Navidad. Aunque, como siempre, el regalo más importante que pueden llegar cada año a todas las casas es, sin duda, la salud.