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Panorámica de Málaga, con una de las nuevas promociones que se están levantando en la capital, que vive una nueva burbuja inmobiliaria Jorge Zapata (EFE)
Con unos precios en máximos históricos y una oferta irrisoria frente a la enorme demanda, hallar una vivienda de alquiler en Málaga se ha convertido en una odisea que aboca a muchos de los que desearían vivir en la ciudad a buscar piso en municipios cercanos donde aún es posible y más asequible encontrar casa.
Ni la subida del Euríbor ni las turbulencias económicas parecen afectar al ‘boom’ del mercado inmobiliario de la capital malagueña, donde los alquileres se han disparado cerca de un 30 % en el último año, mientras que el estocaje de vivienda disponible ha caído aproximadamente un 50 %, una cifra nunca vista anteriormente.
La renta del metro cuadrado en la ciudad ha alcanzado en octubre los 12,58 euros, según los últimos datos de Fotocasa, pero este precio queda ampliamente superado en barrios como el Centro o la zona Este, donde el alquiler de un piso de dos habitaciones raramente baja de los 1.200 euros mensuales.
El problema en Málaga, no obstante, ya no es sólo el precio, sino la preocupante falta de disponibilidad: «Todo el mundo quiere venir a Málaga, pero no hay vivienda para todos», advierten los expertos inmobiliarios consultados por EFE.
En su periplo por las inmobiliarias de la ciudad, quienes buscan piso de alquiler en Málaga se suelen encontrar con la misma respuesta: «No tenemos nada disponible«.
Los pisos destinados a alquiler de larga estancia entran a cuentagotas en las oficinas y la mayoría tiene listas de espera de gente interesada. En la ciudad de moda, la oferta y la demanda están totalmente descompensadas.
«La oferta es muy escasa y la demanda está desbordada. Nunca habíamos vivido una situación así«, explica Victoria Ortuño, comercial de la inmobiliaria Casa Plus, situada cerca del Hospital Regional Universitario, donde actualmente tienen «muy pocos» pisos disponibles.
La situación es aún peor en la inmobiliaria Avalon, ubicada en la calle Moraima, donde la oferta de alquiler es nula. Ni entran nuevos pisos ni rotan los que ya están rentados, ya que los inquilinos intentan renovar como sea los contratos a su vencimiento, indica el comercial Luis Arias.
Idéntica situación vive otra oficina del distrito de la Carretera de Cádiz: «No tenemos ni un solo piso para alquilar y la lista de espera puede superar las 200 personas«, afirma M.V.N., trabajadora de esta inmobiliaria.
«La situación actualmente es de emergencia habitacional, hay una gran demanda de alquileres, pero no hay oferta para ello», apunta Arias, que califica de «dramática» esta problemática.
El comercial de la Inmobiliaria Avalon Luis Arias, frente a su oficina en Málaga, asegura que hay que poner remedio a este problema: "Málaga va a morir de éxito, como los grupos y cantantes. Eso va a pasar". Jorge Zapata (EFE)
Así las cosas, los pisos ofertados duran poco publicados, si es que se llegan a publicar: muchos se alquilan en solo unas horas, en la primera visita o en la primera llamada, y los que no, que suelen ser los más caros, duran «dos o tres días, una semana como máximo».
Victoria Ortuño, que lleva veinte años trabajando en el sector inmobiliario, explica que el problema de la falta de vivienda se ha agravado en el último año y que afecta a toda la capital, no solo a las zonas más céntricas. Lo habitual ahora es pagar entre 700 y 800 euros por un piso «normal» en una zona de gente trabajadora.
En el barrio de La Luz, por ejemplo, con una población eminentemente «malagueña», donde no hay residentes extranjeros, estudiantes universitarios ni turistas, se están pagando unos 700-750 euros por un piso de alquiler de tres habitaciones, cuando hace un año el precio rondaba los 550 euros, expone el gerente del Grupo Casa Plus, César García.
El gerente del Grupo Casa Plus en su oficina del distrito Carretera de Cádiz, durante una entrevista con EFE ha dicho que " La situación actual es que no tenemos vivienda para poder alquilar y tenemos muchísima gente buscando, tanto malagueño como extranjeros como de otras ciudades de España que se instalan en Málaga" EFE
En el Centro, la vivienda de alquiler se ha convertido en un producto de lujo al alcance de pocos: la mayoría de pisos oscilan entre los 1.200 y los 2.500 euros, aunque también los hay que cuestan casi 5.000 euros con tres habitaciones.
«Es imposible que un malagueño pueda vivir en el centro histórico de alquiler. La mayoría de viviendas están destinadas al turismo y, entre las que no, puede haber apartamentos de un dormitorio por 1.000 euros«, señala García. Pero «valga lo que valga», todo se alquila.
«Los precios están desorbitados, cada día nos encontramos con gente desesperada que no encuentra vivienda», relata Luis Arias, que defiende la necesidad de que las administraciones regulen el mercado inmobiliario, actualmente fuera de control.
Junto a la dificultad de encontrar piso, precisan los comerciales consultados por EFE, los interesados se enfrentan a otro condicionante: la mayor exigencia de los propietarios a la hora de seleccionar a sus inquilinos. «Casi que tienen que pasar un casting«, admite Victoria Ortuño.
Los hay que no quieren a inmigrantes, ni tampoco a gente con animales. Algunos ni siquiera niños. Los dueños de pisos dan también preferencia a los funcionarios, por su estabilidad laboral, antes que a los demás trabajadores, explica M.V.N.
La situación es especialmente complicada para las personas solas que quieren alquilar, como familias monoparentales, separados o estudiantes, que a menudo se ven obligadas a rentar una habitación en un piso compartido, por la que pueden llegar a pagar entre 300 y 400 euros, prácticamente el doble que hace un año.
«Ha habido un ‘boom’ de los pisos compartidos. Se están pagando 300 euros por una habitación en una barriada y estamos viendo a gente que compra pisos y los alquila por habitaciones porque es aún más rentable. Esta es una de las grandes diferencias que he visto en el sector en los 25 años que llevo trabajando en él», asevera M.V.N.
La situación ha llegado a tal punto, comenta Luis Arias, que algunos trabajadores han tenido que renunciar a un contrato laboral en Málaga al no encontrar donde vivir.
«El tema está tan tenso que las empresas tienen gente propia dedicada a buscar alojamiento a sus trabajadores. Algunas incluso se plantean comprar pisos para que puedan vivir los empleados», precisa Arias.
La dificultad de alquilar una vivienda en la ciudad de Málaga hace que muchas personas se tengan que mudar a localidades cercanas, como Rincón de la Victoria, en la parte este, Torremolinos, al oeste, o Campanillas y Cártama, hacia el interior, cerca del Málaga TechPark (Parque Tecnológico de Andalucía). También aquí los precios se han disparado por el «efecto dominó».
Francisco R.S. hace dos meses que vive en Málaga. Intentó sin éxito encontrar piso en la capital, así que acabó instalándose en el Rincón, a unos 20 kilómetros de distancia, en una vivienda de dos habitaciones, aparcamiento y piscina comunitaria por la que paga 950 euros mensuales.
«Por ese mismo piso antes se pagaban entre 600 y 650 euros«, asegura Arias, lo que supone un aumento de más del 45 %.
En Málaga, según Idealista, los ciudadanos dedican al pago del alquiler una media del 33 % de su salario, un esfuerzo que es superior incluso al de la compraventa, que es del 28 %.
¿Qué ha llevado a Málaga a esta situación? Los expertos apuntan, en primer lugar, a la reducción de la oferta disponible, especialmente desde el inicio de la pandemia. Muchos propietarios han decidido poner sus viviendas en el mercado de alquiler vacacional, otros han apostado por venderlas y muchos aún las mantienen cerradas.
A ello se suma el gran despertar de la demanda de alquiler, que «ha crecido demasiado rápido para lo que el mercado puede absorber», destaca María Matos, directora de Estudios y Portavoz de Fotocasa, uno de los mayores portales inmobiliarios del país.
El auge de Málaga ha atraído a la ciudad a grandes empresas, principalmente tecnológicas, y con ellas a un gran número de trabajadores con un alto poder adquisitivo.
También se han instalado en la capital empleados de empresas españolas y de otros países que pueden teletrabajar y ciudadanos extranjeros, sobre todo del norte de Europa, que llegan a la costa malagueña huyendo del frío.
«Nunca había habido tanta demanda de alquiler como ahora, es una locura, no sé dónde vamos a llegar», afirma Victoria Ortuño.
El gerente del Grupo Casa Plus, César García, corrobora sus palabras: «La situación actual es que no tenemos vivienda para poder alquilar y tenemos muchísima gente buscando, tanto malagueños como extranjeros como de otras ciudades de España que se instalan en Málaga».
«Ahora mismo es muy muy complicado encontrar una vivienda de alquiler en Málaga, sobre todo en el centro, donde es misión imposible», subraya.
Desde Fotocasa constatan que el precio del alquiler en Málaga ha alcanzado su nivel máximo histórico, «con una tendencia alcista desmesurada«, y no parece que pueda cambiar su curso a corto plazo, aún más si parte de la demanda de compra se canaliza hacia el alquiler ante la subida de los tipos de interés.
También en Idealista ven el mercado malagueño «en plena ebullición» y sin perspectivas de cambio: «Los precios siguen teniendo un recorrido al alza, al menos todo el año que viene», sostiene el director de esta plataforma en la zona Sur, Carlos Rueda.
«Como malagueño y empresario«, dice el agente inmobiliario Luis Arias, «urge poner remedio a esta situación». «Hay que ser realista, Málaga no es ahora para los malagueños», afirma este experto, que pronostica, muy a su pesar, que «Málaga va a morir de éxito, como los grupos y cantantes. Eso va a pasar«.
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