Tras la victoria del Málaga ante el FC Barcelona la pasada campaña, Abdullah Ben Nasser Al Thani, propietario del Málaga, hizo las siguientes declaraciones a la cadena Bein Sport: “Hemos comenzado de cero en el club. No queremos que los resultados vengan tan rápido y luego caigamos, como pasó anteriormente. Subimos con mucha rapidez y luego sufrimos un bajón, es el error que no queremos repetir. Queremos estabilidad y sobre todo tener buena base. Con una buena base puedes crecer, y nuestra intención es volver a Europa. No será fácil, pero con el tiempo llegará”.
Con estas declaraciones, pretendía contentar a los conformistas y engañar a los ingenuos –que por desgracia abundan en Málaga-. No digamos cuando dos meses después traspasó a los tres mejores futbolistas de la plantilla -la mejor forma de tener una buena base, dicho de forma irónica-. El Sheik, en redes sociales, suele decir chorradas, pero cuando se enfrenta a los medios –que rara vez lo hace- está bien asesorado. Las declaraciones a Bein Sport reproducen punto por punto el discurso que en Málaga llevamos escuchando toda la vida. La idea de ir poco a poco, la de cimentar un proyecto sólido en Primera, para después intentar crecer; pero la realidad es que pasan y pasan los años y nunca se cimenta el proyecto. Mientras cualquier club necesita dos años, en Málaga se sigue pidiendo paciencia a los cinco años de haber conseguido el ascenso. Es el típico discurso de los dirigentes mediocres que poco o nada tienen que ofrecer. Luego se demuestra que los únicos que no arraigan en el club son los jugadores de nivel, canteranos o no, que no paran de engordar las “supuestas” arcas del club en forma de traspasos. Esos nunca van a formar parte de la cimentación del club o de la supuesta estabilidad que se necesita.
Si este año se consumara el descenso, no faltarán los analistas que culpen del mismo al año Champions o al importante desembolso económico que se llevó a cabo. Pero eso no es verdad. Porque arriesgar e invertir no supone una ruina económica cuando mantienes futbolistas de “alta gama” en tus filas y demuestras saber fichar y vender, máxime si estás apoyado por una buena cantera, que debería ser concebida como una fuente de ahorro y no como un vivero de futbolistas para ser traspasados a las primeras de cambio. Lo que acabo de citar se corrobora en la política de desinversión que ha llevado a cabo el club en los últimos 3 años en la que ha recuperado con creces la inversión primera que hizo. Los enormes ingresos que ha obtenido por todos los conceptos –traspasos de futbolistas, televisiones, competición europea, publicidad, abonados, etc.
Si se lleva a cabo una política inversora, de riesgo, lo único que cambia es que el club se mueve a otro nivel económico en todos los conceptos –como ya lo hace el Sevilla, Atlético de Madrid o Villarreal, por poner tres ejemplos-, superior a los equipos que deambulan entre los puestos 10 y 17 de la tabla. En el caso del Sevilla no fue tanto una política de inversión inicial como de reinversión basada en varios e importantes traspasos –Reyes, Baptista, Ramos, etc-. Se impuso la idea de la reinversión –con el asesoramiento de Monchi– y no la de recogida neta de beneficios. Mientras el Sevilla ha reinvertido y crecido, el Málaga ha ingresado y se ha hundido. Y la diferencia en número de abonados no es excusa. Con menos abonados que el Málaga, Villarrreal y Deportivo de la Coruña llevan 20 años haciendo maravillas. Que le quiten lo “bailao” al Dépor a pesar del momento de crisis deportiva por el que está atravesando. Si el Málaga fuese adquirido por un grupo empresarial -o inversor privado, preferible vinculado a esta ciudad o provincia- que apostara de verdad por el club, el estadio se quedaría pequeño en dos años.
Lo que ha fallado en el Málaga ha sido que la inversión del jeque –o de quien fuese el capital- no se ha mantenido en el tiempo ni se ha entrado en el circuito de los grandes equipos, en cuanto a fichajes y traspasos. Nos movemos a un nivel inferior porque el salto de calidad se quedó a medias. En Europa tenemos varios ejemplos de clubes adquiridos por nuevos magnates que han mantenido la inversión en el tiempo y han conseguido éxitos deportivos de relevancia, por ejemplo el PSG, Chelsea, Manchester City. Hoy día se mueven a otro nivel cuando hace años eran irrelevantes. Aceptar el discurso de que la culpa de nuestros males la tiene la política inversora del propietario hace 5 años, supone aceptar que el Málaga jamás tendrá derecho a entrar en Europa basándose en un salto de calidad deportiva, que normalmente se sustenta en inversión económica.
Aceptar el discurso del tope salarial y del fair play es la excusa perfecta para los que están al frente de los clubes y no tienen nada que ofrecer. Que se lo digan al Valencia este año, o a los propietarios extranjeros del Español de Barcelona. Me niego a aceptar que la quinta capital de España no tenga derecho a volver a jugar en Europa alguna vez o a por lo menos disputar una final de Copa del Rey –somos el único club de España de cierto nivel que nunca la ha disputado-. Málaga es una ciudad con un enorme potencial que jamás ha sido bien tratada en el mundo del fútbol. Un club que no tiene estadio propio ni siquiera ciudad deportiva, cuando cualquier pueblo de España de cierta entidad tiene instalaciones deportivas de primer nivel. Una auténtica vergüenza que las fuerzas vivas de la ciudad jamás hayan apostado por el club de su tierra. Llevamos 20 años en manos de especuladores venidos desde fuera para hacer negocio jugando con los sentimientos de miles malaguista. ¡Cuándo Málaga será mayor de edad en este deporte!
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